OBJETIVOS DEL CLUB DE LECTURA

Los objetivos que pretendemos alcanzar son los siguientes:
. Establecer un diálogo en torno a los libros.
. Incentivar al hábito lector, y mantenerlo vivo entre nuestros alumnos, profesorado y familias.
. Promover la visión crítica de la lectura desde el respeto y la adquisición de nuevos aprendizajes.
. Valorar la lectura como forma de enriquecimiento personal.

jueves, 4 de junio de 2015

Relato de Mª Carmen Bermúdez Reyes (2º Bachillerato A): Debo irme

<< Debo irme, debo irme lo más lejos posible. No puedo soportar la enorme carga de ser heredera a un trono que no me da felicidad, tantos años fingiendo ser alguien que no soy por complaceros, padre, pero es imposible seguir sosteniendo una situación tan difícil. Debo irme ahora que puedo, ahora que soy joven y puedo conocer el mundo, sentir la libertad y dejar de estar bajo una presión mediática que tiene en sus puntos de mira cada paso que doy. No quiero, ni pretendo, que me busquéis pues, si todo ha salido bien, estaré en un lugar que me hace feliz. Ya no soy la niña pequeña a la que seguís protegiendo, sé defenderme sola y necesito conocer el mundo más allá de tus faldas, madre. Agradezco que en estos diecisiete años nunca me hayáis dejado sola, nunca os haya hecho pasar por nada malo, nunca os haya defraudado, pero a estas alturas me he defraudado a mí misma. Os quiero, Alejandra >> * J, ¿sigues ahí? * Si Alejandra, date prisa o los guardias de tus padres nos descubrirán. * Ya voy, solo necesito una cosa más. Trece minutos fue lo que Alejandra, princesa heredera al trono de un pequeño país europeo, tardó en terminar de meter sus cosas en una bolsa de viaje que cupiera en el maletero de la moto del chico con el que llevaba apenas dos semanas. * Joder Alejandra, tardas un poco más y asistimos al día de tu coronación. * No exageres, tenía que poner la carta en un sitio estratégico. * ¿Solo eso?- preguntó J conociendo, aunque solo fuese de dos semanas, a su novia. * Bueno… Y cogiendo un par de cosillas… Una vez terminada la conversación emprendieron el viaje en moto a España, haciendo varias paradas y asegurándose de no dejar huellas en ningún lugar para evitar ser encontrados. * ¿Por qué tienes tantas ganas de ir a España?- preguntó Alejandra un poco intrigada por la insistencia de su novio con dicho país. * Tengo unos negocios que hacer. * ¿Qué negocios? * Alejandra, te enterarás en su debido momento, pero sí te voy a pedir encarecidamente que me ayudes. * Dime de qué se trata * Cariño, hoy hace tres años que nuestra querida Alejandra se fue de casa y sigo tan desesperada como el día que encontramos su carta. Necesito un abrazo suyo, necesito tenerla y la policía no hace nada. ¡Somos los reyes de este país y no mueven un dedo por encontrar a la futura reina! * Cálmate Teresa, llevamos tres años buscándola, no vamos a perder la esperanza ahora. * No sabemos dónde está, no sabemos si seguirá con el maleante aquel. ¿Y si le ha pasado algo? * Volverá. * ¡Corre Alejandra!- gritó J desde la lejanía. A pesar de que todos en la calle se habían quedado atónitos mirando a la extraña pareja que corría por el centro de la ciudad buscando un lugar donde esconderse, Alejandra solo se limitó a no mirar atrás. Al ver que los tres traficantes le pisaban los talones, decidió llamar a la puerta de una casa y esconderse dentro. Para la sorpresa del joven chico que abrió, le plantó un beso estridente en la boca con el fin de disimular que la traficante más joven de aquel clan era ella. Una vez pasado los traficantes, ella separó sus labios del chico y le pidió disculpas. Unas disculpas llenas de ternura, unas disculpas que huelen a romance. * No pasa nada –dijo avergonzado Carlos. * No era mi intención, pero necesitaba escapar. Tras una larga charla, apareció J sudando y enfadado por el abandono de su chica. Él se limitó a darle una mala mirada a Carlos y agarrar a su novia para llevarla directa al motel donde dormían. * ¿Qué te pasa, J?-le gritaba Alejandra. * ¿Qué qué me pasa? ¿No te has parado a pensar que teníamos a tres superiores a punto de agarrarnos por fraude al clan mientras la señorita estaba de charlas con un tío cualquiera en medio de la calle? * ¿Acaso me estas pidiendo que te dé explicaciones?- seguía gritando una Alejandra muy diferente a la pequeña princesita que se escapó de casa. * No, solo te digo que te centres. Los dos decidimos salirnos del tráfico de drogas para actuar por libre tras haberles robado a la única familia que hemos tenido desde que te escapaste. * ¿Desde que yo me escapé? Tú no, ¿verdad? Tú eres el niño bueno que se juntó con malas influencias. * Yo ya trabajaba desde hacía años con ellos, no te atrevas a faltarme el respeto, Alejandra- gruñía J mientras daba incesables vueltas a la habitación. * ¿Alejandra? Solo me llamas así cuando te enfadas o estas nervioso. Sabes toda mi historia, sabes de donde vengo y yo de ti no sé nada. * ¿A qué viene esto?- preguntaba extrañado él * Viene a que estoy cansada de llamar J a mi novio y no saber nada sobre él, estoy cansada de todo esto. * ¿Quieres saber de mí? Pues bien, me llamo Javier y me fui de casa a los quince años porque no podía soportar la vida de ricachón que pretendían darme mis padres. * Pues bien, Javier, no te necesito, solo eres una carga. * ¿Qué? Perdona, ¿acaso crees que tienes la potestad de abandonarme? * Sí, y lo haré. Por tú culpa estamos perdiendo más dinero del que ganamos y he visto que mis padres están desesperados, tal vez vuelva para reunir un poco de pasta- presumía ella. Tras una larga discusión, J, se fue a caminar para despejarse, pero no esperaba que a su regreso no encontraría a Alejandra, solo una mísera nota de despedida. Cuando fue consciente de que lo había dejado, hizo su maleta y se dirigió al aeropuerto gallego para dirigirse a su país de origen donde sabría que la encontraría. Para su desgracia ya le había dado tiempo a llegar, reconciliarse con sus padres y asistir al acto de bienvenida que la prensa y sus padres le habían preparado. Cuando Alejandra giro la cabeza y dirigió la mirada al fondo de la sala, lo vio y no pudo evitar temerle pero fue capaz de apartar la mirada y dirigirse de nuevo a los periodistas que no paraban de preguntarle dónde había estado tanto tiempo. Dos meses tardó Alejandra en cansarse de su vida perfecta, cansarse de la tranquilidad, de unos padres que la sobreprotegían y de una vida que volvía a anularla como persona. Así pues, esa misma noche, y tras llevar un tiempo retomando el contacto con J, volvió a saltar por la misma ventana que tres años atrás había saltado. Había vuelto a aquella moto con aquel chico y a emprender el camino de la libertad. Poco le duró pues un año después se dirigieron a hacer sus negocios en Estados Unidos, donde ella decidió definitivamente ser la persona independiente que siempre deseó y para ello debía confesarle la verdad a J… << Sé que crees que me salvaste, sé que crees que con diecisiete años era una ingenua y que te sorprendió ver cómo me desenvolvía con tanta facilidad. Sé que creíste tenerme, sé que creías que me manejabas porque me tenías a tus pies, pero no. Yo salvé tu vida, yo era la valiente, yo te tenía y te tengo porque tú estabas a mis pies. En ningún momento te he querido, solo eras la excusa para alejarme de mis padres, para alejarme de aquella espantosa vida y para que tuvieran a alguien para culpar de mi desaparición. Solo eras una excusa para ganar dinero y salir del clan solo era un pretexto para acabar contigo. Después de tantas cosas vividas, te tengo aprecio y por eso yo elegí salvar tu vida pero me necesitan en otro lugar y en ese otro lugar tú no eres bienvenido, no me busques, no me sigas, no me esperes y mucho menos hables. Solo pretendo que comprendas que a pesar de todo te quiero de alguna forma, y que entiendas que hoy, debo irme>>

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