OBJETIVOS DEL CLUB DE LECTURA

Los objetivos que pretendemos alcanzar son los siguientes:
. Establecer un diálogo en torno a los libros.
. Incentivar al hábito lector, y mantenerlo vivo entre nuestros alumnos, profesorado y familias.
. Promover la visión crítica de la lectura desde el respeto y la adquisición de nuevos aprendizajes.
. Valorar la lectura como forma de enriquecimiento personal.

miércoles, 20 de junio de 2012

"Claro de Luna", de Manuel Caballero Ramos. Primer Premio del Concurso de Relatos, modalidad de Bachillerato

Primer Premio del Concurso de Relatos Curso 2011-12, modalidad de Bachillerato: "Claro de Luna", escrito por Manuel Caballero Ramos, alumno de 2º de Bachillerato C

 Un muchacho caminó a través de un bosque estancado en sombras. ¡CRAC! Crujió bajo su pie una rama seca produciendo un eco en su cabeza, machacando su cuerpo como el despertar en un mal sueño. Deambuló tocando viejos recuerdos y recordando quebradas y duras cortezas en los árboles. Sus ojos enfocados en la oscuridad recorrían los caminos libres del bosque mientras aplanaba sus pasos en fusión de las hojas caídas. Atravesando una densa niebla que como una vieja telaraña estaba tejida a través de la juventud y la ignorancia tapando el Claro de Luna. 

Un rayo de Luna iluminó la vista y los árboles dejaron camino a un lago de opacas aguas, que mansas se dejaban acariciar por el viento. Viento motivado por el abanico de oscuros colores en el que se reflejaba una luz, tibia, blanca y soñolienta… 

El joven plantó las rodillas en el suelo, y el viento cambió cortado por un débil aleteo, que fue a posarse en la rama de un olmo. Ante el adolescente se apareció una lechuza. 

-Tú-dijo-Mensajera de la Luna, apaciguadora del silencio en la noche, lechuza de la sabiduría, noctámbula del día ¿Qué has venido a hacer en el Claro de Luna?

 -He venido a consolarte y animarte en esta fría noche- ululó lentamente- Acércate a este árbol, olmo de la vida, todavía vivaz, sano e intacto. Cava con tus manos, un surco en sus raíces y planta tu conocimiento y filosofía en lo profundo de la tierra lejos de lo humano, que este árbol sabrá apreciarlo y enhebrará un nuevo color castaño a sus hojas, castaño como el viejo papel de un libro olvidado, como el color que ves en tu presente y como el ataúd que encierra tu futuro.

Cansado, el zagal, fue cavando un agujero hasta que algo blanco rozó su mano, un toque fresco y mágico. Del olmo ya castaño, en su base surgió un blanco azahar que creció y rodeó al árbol. Una de las flores habló con voz triste y cantarina que sonaba como el fluir del agua en un pequeño arroyo. 

-Deja de cavar pues aquí ya has terminado-habló- soy la voz del blanco amor, de un sueño, de un romance, de una unión en un credo y de un beso entre canas. 

-Ya no creo en ti, ¡Oh amor en mi alma!-contestó el joven- roto, desgarbado y mutilado se encuentra tirado entre los rastrojos de un pasado y un devenir le espera pudriéndose junto a ti, dime ¿A que has venido pequeño azahar blanco? -Pequeño soy, mas en el corazón de hombres y mujeres habito. He venido a curarte y mimarte, yo soy el que se baña en el sudor de dos jóvenes desnudos, yo sonrío en el ramo de la novia y sobre mí cae el rocío junto a la tumba del amado. Llora, llora junto a mí y deja caer tus lágrimas en mis pétalos, que tu brillo sea el mío y al fin nos reconciliemos. 

El muchacho se levantó y aturdido, gritando y arrastrando su dolor se balanceó junto al olmo y el azahar ahora marchitos. 

De repente, un aullido largo, continuo, lo apresaba rodeándolo hasta que detrás de unos matorrales apareció un lobo gris…mirándolo. El silencio habitó entonces en el alma y el Claro, solo mirándolo, tras un matojo, un semblante frío y maquiavélico con dos focos como ojos, solo, centrándose en su pecho. Volvió a aullar el lobo y con él, el miedo arrasó toda esperanza. 

En dos zancadas sintió el joven el aliento del lobo en la cara, cerca…muy cerca de su boca y garganta el lobo habló, ronca era su voz, y a cada palabra el frío avanzaba: 

 -Soy el sombrío portavoz de lo atroz- 

 Tiritando el muchacho contenía su miedo y viéndose reflejado en los ojos del lobo dijo: -Segador de vidas, rey de las sombras, sagaz en tu trabajo ¿Qué quieres de mí?- 

El lobo habló gruñendo: -Mira a mis ojos muchachos…míralos- 

 El joven se centró en sus pupilas, que como dos grandes pozos en una oscura noche, reflejaban imágenes de una tumba en medio de una ciudad llena de polvo y mugre. 

¿¡Qué sientes!? –Aulló de repente el lobo- -Frío y muerte- contestó el muchacho tapándose los oídos ante el aumento continuo en el tono del aullido. 
El aullido se hacia cada vez más grave, más potente. La tierra temblaba bajo el humano, y unas nubes se empezaron a concentrar en el Claro, además, un viento gélido comenzó a soplar mientras el lobo continuaba. 

-¡¡¡FRÍO Y MUERTE!!!- Rugió el lobo y el viento cesó…el cuerpo del lobo comenzó a consumirse y a dispersarse en diminutas cenizas luminosas que flotaban tétricamente. Las motas consumían las orejas y el lomo del animal hasta que llegaron a los ojos, amarillos como dos lunas, que se convirtieron en polvo luminoso con un pequeño estallido parecido a un fuego artificial. Entonces, se posaron sobre la ropa del muchacho y la consumieron hasta que quedó completamente desnudo. 

El joven se levantó, no sentía nada. Ya no tenía frío, ya no lloraba por su amada, ya no tenía miedo a la muerte, ya no odiaba a la ciudad. Se aproximó a la orilla, su movimiento era etéreo, como si estuviera vacío. Se sumergió en el agua hasta las rodillas y el cielo se disipó de todas las nubes lentamente, y ante el efebo se reflejó en la quietud del lago una inmensa luna llena, blanca y pura. Parecía un farol en mitad de la oscuridad, su brillo era mágico y sobrecogía al muchacho como si se sintiera de nuevo en el útero de su madre, tranquilo y en paz. Un de flujo de agua, muy débil, comenzó a sonar y en la Luna reflejada se dibujaron unas ondas en forma de boca y esta comenzó a moverse y a hablar. Su tono solemne y tranquilizador otorgaba una sensación de bienestar y sabiduría a cada palabra: 

 -Fuiste puro al nacer-dijo-y te contaminaste al vivir, ahora, eres puro otra vez y no queda muerte para ti sino volver a revivir. Acuéstate en mis brazos y deja que te abrace, ven a mí de nuevo- 

El lisonjero muchacho se dejó caer sobre el reflejo de la Luna y al contacto con el agua… ¡CRAC! 

Las 3:15 de la madrugada, el hombre se levantó exaltado de su cama, aturdido y desorientado pensó en que había tenido un mal sueño hasta que su mirada recayó sobre un escritorio que tenía enfrente. El escritorio era de un color marrón olmo viejo y en sus patas estaban talladas figuras de lobos aullando. Encima de él había unos azahares blancos en un jarro transparente en el cuál se reflejaba la Luna llena de la noche que entraba por una ventana abierta que a su vez dejaba pasar el frío y el ulular lento de una lechuza en la lobreguez. 

El rayo de luz al incidir sobre el jarro y reflejarse en su agua, caía sobre un libro viejo en el que ponía como título: 

‘Poesía’

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